Uno de los instrumentos musicales más importantes de América se encuentra en el
templo de la comunidad de madres del Carmen de la Asunción.
Se trata de un
órgano francés que data de 1880, fabricado por la casa Neuville e instalado
cerca de la ciudad de Dunkerke.
Llegó al Ecuador en 1894, empaquetado en 60
cajas que fueron transportadas desde Guayaquil, 300 indígenas atravesaron el
Cajas cargando en sus espaldas con tremendo peso hasta dejarlo en la comunidad
religiosa.
Es un órgano hecho con muchas piezas ajustado a leyes de peso,
medidas, escuadras, una de las primeras máquinas musicales complejas.
En el
país no hubo quien lo ensamble, la hipótesis cuenta que el montaje lo hizo, sin
mayores conocimientos musicales, el sacerdote y arquitecto alemán Juan Sthile,
pero nadie lo afinó y, a decir de los expertos, la afinación no se ha dado, al
menos, desde el siglo XIX.
Según los archivos encontrados en la ciudad
francesa de Lille, las religiosas carmelitas encargaron la construcción y se
cree que el precio lo pagaron con perlas, pues 120 años atrás no había la
paridad cambiaria.
El aparato cuenta con aproximadamente 1.000 tubos, desde
el más grande que mide 2,40 metros y el más pequeño de 20 centímetros. Son 120
tubos grandes de madera que se llaman bordones; los de metal son unos 850 y se
denominan principales, éstos son el 50% de plomo y el 50% de estaño, se conocen
como tubos de metal tigrado, esos elementos se han reparado, ahora falta
ajustarlos conforme al proyecto inicial.
El español Alejandro Massó
desarrolla el proyecto de recuperación con la ayuda de Manuel Pérez Sánchez,
profesor de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, Víctor Xavier
Martínez López y dos religiosas que se capacitan en mantenimiento. Además los
técnicos cuentan con la presencia de la musicóloga, Sonia Albarracín, ella será
la maestra de capilla (instrumentista) del Carmen.
La misión de los
restauradores es dejarlo funcionando al órgano como el día en que fue inaugurado
en Francia.
Massó, profesor de historia y musicología, es uno de los técnicos
más reconocidos en órganos musicales en el mundo, él descubrió, en 1988, las
bondades del Órgano Romántico, desde entonces se dedicó a estudiarlo.
El
español, quien trabajaba en la UNESCO e investigaba los archivos musicales de
América Latina, llegó a Cuenca y, según recuerda, fue José Castelví quien le
informó sobre la existencia de un órgano en el convento de las
Carmelitas.
Massó lo vio y casi se cae de espaldas al encontrarse frente al
coloso aparato que recogía los conocimientos de organería occidental de
Europa.
En el 2000 se le sumó un equipo de tres expertos para limpiar el
polvo y hollín del órgano, tres años más tarde realizaron un trabajo de
afinamiento, aunque no concluyó debido a que la empresa REPSOL -que financiaba
el proceso- suspendió el apoyo. En el 2010 la Fundación Barrero decidió terminar
la obra.
II Fase
La siguiente fase del proyecto de recuperación empieza en junio
próximo, consiste en grabar el primer disco en órgano, que se promocionará en
Washington y Berlín.
Según Massó, para la grabación será necesario cerrar por
una semana las calles que rodean el monasterio desde las 20h00.
Además habrá
que hermetizar puertas y ventanas. El repertorio será interpretado por Aude
Heurtematte, una de las mejores organistas del mundo, catedrática del
Conservatorio Nacional Superior de Estrasburgo, en Francia. (BSG)
Recuperación de melodios
El proyecto de recuperación de instrumentos musicales en el monasterio del
Carmen de la Asunción contempló también la recuperación de seis melodios, tarea
que está a cargo de Víctor Xavier Martínez López, catedrático de la Universidad
de Murcia.
El melodio es una palabra ecuatoriana que bautizó así al aparato
musical que en el mundo se conoce como harmonium. Las religiosas mantienen una
colección excepcional de seis instrumentos musicales que datan de 1850 y 1870,
de la época de Napoleón III.
López los reparó, uno de ellos tenía el problema
de no cerrar bien las cajas, otros estaban llenos de polvo o con los pedales
rotos.
Detalles
- Las partituras para órganos son francesas, españolas,
alemanas o ediciones de Estados Unidos. Mendelson, Brahams, Vierne, Guilmant y
César Franck, escribieron música para órgano.
- La priora de entonces pidió a los franceses que incluyan un soneto de un
poeta cuencano que lo escribe en una sola sílaba y dice: “Ten paz haz bien / ¿Do
vas? yo tras / ti cruz luz / de mi fe”.
- Faltan por afinar 800 tubos. El órgano cuenta con cientos de varillas de
transmisión, por cada nota hay una varilla, hechas con tal precisión, bien
finas, iguales todas. En la parte inferior tiene ocho pedales de enganche.
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